Tradición del árbol de Navidad

El árbol de Navidad viene de la festividad del Solsticio de Invierno, originaria en los Países del Norte de Europa.

Su Árbol Sagrado Yggdrasil, que conectaba diferentes mundos, a través de Raíces y Ramas, era adornado y al rededor de el celebraban un tiempo de descanso relacionado con el fin de un ciclo agrícola, fiesta del Yule.

Cuando llegó el Cristianismo, se unificó la fiesta de Navidad y del Yule.

Incorporando el Abeto de Navidad como un símbolo más dentro de la Festividad Religiosa.

Anualmente podremos decorarlo o vestirlo con nuestro estilo y dejar en el mensajes de deseos que queramos atraer.

CUANDO SE COLOCA EL ARBOL DE NAVIDAD

El periodo Navideño comienza desde finales de Noviembre hasta Principios de Enero.

No existe un día establecido, sino que cada familia decide cuando entra en su hogar la Navidad.

Para poder disfrutarlo más tiempo, podéis venir a retirarlo a nuestra Parada de la Fira de Nadal de la Sagrada Familia, a partir del último fin de Semana de Noviembre.

¡Atención! si quieres encender tu Árbol de Navidad el mismo día que el Rockefeller Center y Bryant Park ven a por él antes, o el mismo 02 de DICIEMBRE!.

CUANDO SE QUITA EL ARBOL DE NAVIDAD

Desde el 6 de Diciembre al 2 de Febrero es cuando se debería retirar el Árbol de Navidad.

A partir del 6 de Diciembre se culmina la visita de los Reyes Magos.

¿Y porque no? Puedes hacer que coincida tu retirada del Árbol de Navidad con la del Rockefeller Center y Bryant Park de Nueva York, previsto para el 07 de Enero.

ARBOL RETIRADO, ¿Y AHORA QUE?

Dejarlo en el Punto de Recogida para Abetos asignado por el Ayuntamiento de Barcelona.

Punto Verde por Zona Barcelona.

O Replántalo.

El tamaño importa, un abeto de tamaño pequeño acoge más raíces en su maceta, por lo que aumentará las probabilidades de supervivencia.

Así que si finalizadas las fiestas, está en buen estado, puedes ir con los tuyos a la Montaña y buscarle una nueva casa.

Siempre siendo respetuosos con los autóctonos que ya habitan en el lugar.

El lugar idóneo será una zona boscosa, preferiblemente sin que esté expuesto directamente al sol, y donde su entorno sea húmedo.

Necesitará un buen hueco para que puedan caber sus raices.

Una vez introducido, taparlo y hacer presión sobre la tierra para que quede inmóvil.